sábado, 13 de julio de 2013

Declaracion de Snowden

Hola. Mi nombre es Ed Snowden. Hace algo más de un mes, tenía una familia, una casa en el paraíso, y vivía muy cómodamente. También podía buscar, incautar y leer tus comunicaciones. Las tuyas y las de cualquiera, en cualquier momento. Esto es, tenía el poder de cambiar los destinos de la gente.
También es una seria violación de la ley. Las cuarta y quinta enmiendas a la constitución de mi país, el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y numerosas leyes y tratados prohiben sistemas de vigilancia masiva y omnipresente. A pesar de que la Constitución de Estados Unidos señala a estos programas como ilegales, mi Gobierno argumenta que unas decisiones judiciales secretas, que el mundo no está autorizado a ver, de alguna forma legitiman un asunto ilegal. Estas decisiones simple y llanamente corrompen la más básica de las nociones de justicia - que esta debe verse para que se pueda hacer. Lo inmoral no puede convertirse en moral usando leyes secretas.
Creo en el principio declarado en Núremberg en 1945: "Los individuos tienen deberes internacionales que van más allá de las obligaciones nacionales de obedecer. Es por eso que los ciudadanos individuales tienen el deber de transgredir las leyes nacionales para prevenir que sucedan crímenes contra la paz y la humanidad".
En consecuencia, hice lo que creí correcto y empecé una campaña para corregir estas fechorías. No busco hacerme rico. No busco vender secretos estadounidenses. No he colaborado con ningún Gobierno extranjero para garantizar mi seguridad. En vez de eso, he mostrado a todos lo que sé, lo que nos afecta a todos para que podamos discutirlo a plena luz del día, y he pedido al mundo que se haga justicia. Esta decisión moral de contarle al público sobre el espionaje que nos afecta a todos ha costado caro, pero era lo correcto y no me arrepiento de nada.
Desde entonces, el Gobierno y los servicios de inteligencia de los Estados Unidos de América han intentado convertirme en un ejemplo, una advertencia a todos aquellos que puedan hablar como lo he hecho yo. Me he convertido en un apátrida y un perseguido por haberme expresado políticamente. El Gobierno de EE UU me ha colocado en una lista de personas que tienen prohibido volar. Solicitó a Hong Kong que me entregara fuera del marco jurídico, en directa violación del principio de no devolución, parte de la Ley de las Naciones. Ha amenazado con sanciones a países que querían defender mis derechos y el sistema de asilo de Naciones Unidas. Incluso ha tomado el paso sin precedentes de ordenar a sus aliados militares que retuviesen el avión de un presidente latinoamericano para buscar a un refugiado político. Esta peligrosa escalada de acontecimientos representa una amenaza, no solo a la dignidad de América Latina, sino a los derechos fundamentales compartidos por cualquier persona en cualquier país: vivir libre de persecuciones y buscar y obtener asilo.
Y aun enfrentados a esta agresión históricamente desproporcionada, hay países de todo el mundo que han ofrecido su apoyo y asilo. Estos países, entre los que se incluyen Rusia, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, tienen mi gratitud y mi respeto por ser los primeros en enfrentarse ante las violaciones de derechos humanos ejecutadas por los poderosos y no por los débiles. Al rehusarse a comprometer sus principios ante las intimidaciones, se han ganado el respeto del mundo. Es mi intención viajar a cada uno de estos países para agradecer personalmente a sus pueblos y a sus líderes.
Hoy anuncio mi aceptación formal de todas las ofertas de asilo que se me han ofrecido, así como las que se me puedan ofrecer en el futuro. Gracias al asilo concedido por el presidente Maduro de Venezuela, por ejemplo, paso a ser formalmente un asilado, y ningún estado tiene argumentos para limitar o interferir en mi derecho a hacer uso de ese asilo. Como hemos visto, algunos Gobiernos en Europa occidental y Norteamérica han demostrado su intención de actuar fuera de la ley, un comportamiento que sigue vigente. Esta amenaza ilegal hace que sea imposible para mi viajar a América Latina y hacer uso del asilo que se me ha concedido conforme a los derechos que compartimos.
Esta voluntad de ciertos estados poderosos de actuar fuera de la ley es una amenaza para todos nosotros, y no debe permitirse que tenga éxito. Es por eso que pido vuestra colaboración para pedir salvoconductos por los estados que correspondan para asegurar mi viaje a América Latina, además de pedir asilo en Rusia hasta que estos estados cumplan la ley y se me autorice viajar de forma legal. Hoy entregaré mi solicitud a Rusia, y espero que sea aceptada.
Si tienen alguna pregunta, responderé a lo que pueda.
Gracias.

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