1. Gastos a costa de la sociedad pública. Los
directivos cargaron a Emarsa decenas de miles de euros por la compra de
joyas, bolsos de Loewe, bolígrafos Montblanc, accesorios de automóvil,
décimos de lotería (mil euros al año), ipods, ropa, cestos de bebé,
circuitos de spa, alquiler vehículos de lujo...
2. Viajes pagados. Dirigentes de la sociedad
viajaron a París, Nueva York, Johannesburgo, Marrakech, Estocolmo,
Andorra... En varios casos, los directivos se desplazaban con sus
familias y Emarsa también pagaba los hoteles.
3. Comidas. Los directivos cargaron 300.000 euros en
comidas a Emarsa entre 2005 y 2010. Sólo en 2009, ya en plena crisis,
las facturas por comidas en marisquerías y restaurantes de alto nivel
ascendieron a 92.443 euros.
4. Lodos (toneladas). Las empresas de tratamiento y
transporte de lodos facturaron más toneladas de las que generaba la
planta. Por este concepto, Emarsa pagó más de 20 millones de euros entre
2004 y 2010.
5. Camiones ultrarrápidos. Los camiones de
transporte de lodo iban y volvían a la planta en tiempos imposibles.
Supuestamente un camión salía de la planta de Valencia, llegaba a
Requena (a 68 kilómetros), descargaba, volvía a la planta, cargaba y
volvía a estar listo para partir en menos de 15 minutos.
6. Obras. Emarsa pagó 4,2 millones de euros a dos
empresas que administraba la misma persona, tenía la sede en su casa y
apenas tenía trabajadores. Las empresas facturaron, por ejemplo, por
reparaciones en maquinaria que no existía o por pintar fachadas de
edificios que, por sus características, no se podían pintar.
7. Partidas informáticas. Emarsa compró en menos de
un año 164 teclados, 149 ratones o 141 licencias antivirus cuando solo
tenía 32 puestos de trabajo informatizados. El proveedor, hermano de la
empresaria que hacía las obras y reparaciones, que facturó 4,5 millones
mediante dos empresas, actuaba a la vez como jefe de informática de
Emarsa. En algunos casos firmaba en representación de la sociedad como
recibido y conforme los suministros que él mismo vendía.
8. Violación de las normas de contratación. La mayor
parte de los contratos investigados incumplían los principios de
publicidad y concurrencia. El caso más sangrante es el del proveedor
informático que admitió al juez que una de sus dos empresas facturó 1,8
millones a Emarsa sin contrato, “con un acuerdo verbal”.
9. Oídos sordos a los auditores. Las auditorías de
la firma Mazars advirtieron seis años seguidos (2004-2010) sobre las
irregularidades en las formas de contratación. El presidente de Emarsa,
Enrique Crespo, hizo caso omiso y afirmó ante el consejo que no
detectaban problemas importantes. Crespo también rechazó la propuesta de
que para acordar contratos y disposición de fondos hiciera falta al
menos la intervención de dos responsables con firma mancomunada.
10. Empleados que solo iban a cobrar. El exgerente
Esteban Cuesta ha admitido al juez que contrató por indicación de Crespo
a cuatro personas que solo iban por la planta a cobrar. Uno (Luis
Botella) es el concejal de Urbanismo del PP de Moncada; otra (Marisol
Giner) era la exportavoz del PP de Benetússer.
11. La Generalitat inyectó el triple de fondos.
Durante el periodo investigado (2004-2010), el Gobierno valenciano casi
triplicó los fondos destinados a Emarsa (de 6,4 millones de euros en
2004 a 18,4 millones en 2009), mientras la cantidad de agua depurada
sólo aumentaba un 6,5%.
12. Ingresos en metálico. El gerente Esteban Cuesta ingresó en sus cuentas 251.000 euros en efectivo entre 2005 y 2009.
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